En la Isla Sur de Nueva Zelanda, esparcidas en la playa de Koekoe, se encuentran cientos de misteriosas rocas esféricas de unos 1,5 a 2,2 metros de diámetro.
Son los llamados cantos rodados de Moeraki cuya singular forma y tamaño hace pensar en los enormes huevos de dinosaurios.
Y lo especial de estos cantos rodados es que no han sido formados por la erosión de los mares y ríos; son el producto de un proceso de miles de años en los que se han acumulado capa tras capa de sedimentos que luego fueron cementadas por calcita, algo muy similar a lo ocurrido con las perlas dentro de las ostras.
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